Pretendiendo esconder y olvidar las matanzas de ETA lo que han conseguido es enterrar la memoria de nuestros muertos y, con ello, la dignidad de nuestras instituciones.

En aquel solar, al que asistieron no más de 100 personas, con una decena de guardias civiles y Mossosd’Esquadra entre ellos, no asistió ni un solo consejero de la Generalitat, ni el alcalde de Vic, ni un solo portavoz parlamentario más. En aquel solar se volvió a perpetrar un atentado emocional 20 años después: dejar a las víctimas de ETA sin el amparo, apoyo, ni cariño de los principales representantes públicos. Y curiosamente los ausentes eran los mismos partidos que salieron a criticar al TS por ilegalizar a Bildu y a presionar al TC con una resolución de la mayoría del parlamento pidiendo que los batasunos participasen en las urnas.
Hay que decirlo bien alto y bien claro: los nacionalistas han estado, por motivos ideológicos y partidistas, más cerca de los verdugos que de las víctimas, más cerca de los que destruyen el estado de derecho y la democracia española que de los que mueren por defender nuestras libertades o simplemente por ser hijos o familiares de nuestros servidores públicos.
El hecho de que en aquella ciudad solo una placa de pocos centímetros, instalada hace 2 años en uno de los laterales del terreno donde estaba la casa-cuartel, sea lo único que recuerda la memoria de los 10 asesinados y 44 heridos, es el símbolo de como la Cataluña oficial ha actuado durante 30 años frente a ETA y su entorno: legitimando y apoyando la presencia de los brazos políticos de ETA en las instituciones, y escondiendo y mirando hacia otro lado frente a la barbarie terrorista especialmente cuando tenía lugar en Cataluña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario