lunes, 17 de noviembre de 2008

Pilar Rahola, tía, no tienes ni puta idea

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La columna de Manuel Trallero
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No hay nada más arriesgado que la propia ignorancia. A raíz del artículo maldito, la simpar pontifica en La Vanguardia del domingo: “Pujol habría tenido tiempo”. Una temeridad en relación a lo publicado en The Economist. La chica saca la bola de vidrio y adivina lo que hubiera podido pasar si Cleopatra hubiera tenido la nariz más larga. Le pone huevos a la cosa y afirma: “La primera de rigor histórico. Si hubiera sido en la época de Jordi Pujol, no sólo lo hubieran recibido (…) Pero, claro, los de ahora no hablan inglés”. Ni puñetera falta que les hacía porque da la casualidad, puñetera casualidad que el enviado de The Econmist, Michel Reid, habla perfectamente castellano, uno de los pocos que lo hablan en aquella redacción, por estar especializado en asuntos de Iberoamérica. Y por eso, precisamente por eso, fue enviado.

Más ridículo para la Rahola que se ha quedado con las posaderas al aire en el periódico más importante de Catalunya. La ínclita se pregunta: “¿Es pertinente que un gobierno riña a una revista por una publicación que no le guste?”. Pilar, por favor, trabaja un poco, aunque sólo sea un poquito. ¿Sabes qué pasa Pilar? Pasa que en el año 1999, concretamente el 7 de octubre, The Economist contrapuso el “nacionalismo feroz” de Pujol con el “menos irritable sobre su identidad de Maragall”. Y sabes Pilar ¿con qué se ilustraba el artículo? Con una foto de Adolf Hitler encima de un coche descapotable. ¡Comparaban a Pujol con Hitler! Y ¿sabes qué más pasó? Que el gobierno del señor Pujol, igual, igualito que el gobierno del señor Montilla, protestó ante la revista y The Economist hizo lo mismo exactamente lo mismo: no rectificó. Lo dicho, Pilar: gánate el sueldo, querida, porque al final el ridículo no lo hará el gobierno, sino periodistas como tú y el medio para el que (no) trabajas. Por ende, los periodistas catalanes y la propia Catalunya. ¡Hala, reina, a sudar la camiseta y menos teñirte el pelo!
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente, si la envidia fuera tiña, a Trallero no le quedaria piel. Que odio que destila! Se nota que le cabrea que lo hayan echado de la Vanguardia.