jueves, 12 de febrero de 2009

HISPANIA DELENDA EST



Año 150 A.C. Marco Catón; político, escritor y militar romano, se pasea preocupado por los salones del senado romano, en su cabeza una permanente obsesión, Cartago, y ante el constante auge económico y militar de este vecino pueblo del mediterráneo, es bien conocido, los ecos han llegado a nuestro días, al acabar sur locuciones; ya hablase de calzadas, tributos o política; de forma sistemática siempre sentenciaba- “CETERUM CENSEO CARTHAGINEM ESSE DELENDAM” que ni más ni menos viene a significar –Ciertamente pienso que Cartago debe de ser destruida-

Pues eso mismo deben pensar los nacionalistas periféricos que campean a sus anchas por nuestro estado, y su particular guerra púnica de acoso y derribo, al constante pulso que de forma sistemática es sometido nuestro estado.

Para llevar a cabo estos fines, tiene como cooperadores necesarios a millones de agnósticos ciudadanos, que de forma sistemática e impasible miran hacia otro lado, ante los abusos al que somos sometidos, esta sutil presión coactiva forma parte ya de una manera de vivir, de una cotidianeidad política y social, de un constante adoctrinamiento. Esta impostura ha sido sabiamente cultivada en Cataluña desde la era del poder pujolista, donde un ataque a su persona era considerado un ataque a Cataluña, estas dimensiones han alcanzado en ocasiones tintes extremadamente ridículos, es muy significativo el dossier que publico la revista “ the economist” y la posterior reacción del govern de la generalitat.

Es así que la administración pública en Cataluña, es una mero ejecutor de sus sueños, sus fantasías y los delirios de la opción política que gestiona controlando los medios que tiene a su alcance, cumplimentado de forma muy generosa con los que alimenta su particular “chiringuito”. Se basa en una abundante tribu de “naciopatas”de turno generosamente subvencionados, novelistas tertulianos, historiadores entre otros, que crea y actualiza mitos, rescribiendo el pasado reciente o lejano con resultados, debemos reconocer ciertamente notables. Este nacionalismo catalán contemporáneo, ya que no hay otro, no divide a los catalanes por su capacidad craneal o por su RH, como practica el nacionalismo vasco y otros modelos etnicistas y pseudo científicos , sino con una comunión con el pensamiento nacionalista, o la también llamada “ceba” con la cultura de la subvención, donde todo lo catalanista es moderno, progresista y plural y el españolismo, por sistema es, trasnochado, rancio y fascista, donde se pinta como un enemigo, que al igual que Carthago se ha de destruir.

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