lunes, 11 de agosto de 2008

De mal en peor. Desafío nacionalista.

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Una gran parte del personal anda ocupado en la cuestión del número de medallas que los deportistas españoles obtendrán en Pekín (más que en las anteriores Olimpiadas, pero no tantas como en las de Barcelona; menos que en las anteriores, etc.). Otra parte menor pero más solidaria discute sobre la conveniencia o inconveniencia de haber concedido la organización de los Juegos a la despótica China, de lo que desprendo yo la regla de que esta solidaridad (como la ausencia) está habitada por el olvido; por el olvido de los que deberían sernos más próximos: nuestros connacionales catalanes, vascos, mallorquines, etc., tan desprovistos, si pretenden seguir siendo españoles, de algunos derechos cívicos (y aun humanos, como se dice ahora) como no pocos habitantes del "Imperio central".
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Y no es que los nacionalistas separatistas hagan ascos a la competición deportiva, sino que en otra de más fuste están empeñados: la de liquidar lo que queda de España. Todavía pendiente la amenaza del anticonstitucional referéndum de autodeterminación de Ibarreche, que si llega a celebrarse superaría en calidad democrática a las elecciones de Mugabe, el déspota de Zimbabwe, han tomado el relevo los separatistas catalanes (parece que incluso con la complicidad de Alicia Sánchez Camacho, precioso joyel incorporado por Rajoy a su deslumbrante corona). Pues, resulta que Zapatero no quiere hacer honor al sistema de financiación del Estatuto de Cataluña. Más o menos, y en plata, la tal financiación, la deciden a medias entre el Gobierno de España (lo que, de hecho, viene a incluir al Parlamento) y el Gobierno de la Generalidad catalana. Pero, claro es, el Gobierno y el Parlamento de España no representan sólo a una parte, más o menos grande del territorio del Estado, sino a la totalidad del mismo y de sus habitantes, incluidos Cataluña, pues todo el territorio está "autonomizado". O sea, que los catalanes tienen asegurada la parte del león. Pero, se dirá, ¿el célebre Estatuto no está pendiente de recurso ante el Tribunal Constitucional? Sí, claro, y seguirá estándolo antes de que sus probos componentes se pongan de acuerdo en una resolución tipo Rosita la pastelera, por buen nombre don Francisco de Paula Martínez de la Rosa y otras hierbas, que así se llamó tan excelentísimo señor.
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Como en España la ley es castigo de pobres y coitados y el voto arma de caciques, y demagogos tan insaciables como cortos de miras, no es menester mucha memoria e ilustración para constatar que cuanto más se complace a la hidra separatista, tanto más engorda ésta en tamaño y codicia. Con Adolfo Suárez la cosa funcionó todavía razonablemente. Pero con Felipe González primero, y con Aznar después, se desató la puja por el favor de los separatistas, que estos cobran con intereses usurarios. Con el necio de Zapatero, se abrió la liquidación total.
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La presente crisis económica ha sido el detonante de la explosión. El PSC retoma (con dirección charnega, ¡quien lo iba a decir!) el viejo sueño catalanista de la independencia respecto del PSOE. Montilla ha amenazado con la ruptura de la disciplina de voto en el Parlamento nacional y con la constitución de un frente de todos los partidos catalanes. Como Zapatero reposa en Doñana de tanta fechoría cometida, la Vicepresidenta, desde Haití, donde anda a comprar sonrisas de los negritos hambrientos subvencionando a sus corruptos gobernantes, ha reprochado al presidente de la Generalidad sus excesos verbales. Como siempre, los ha compensado con déficits patrióticos: trabajaremos por acercar posiciones y lograremos un acuerdo. Pero la nueva hornada socialista es más realista: "no se puede recorrer en dos años el camino que no se ha recorrido en veinte", ha dicho Leire Patín. Como siempre. Setenta veces siete ¿y la 491?
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José Vilas Nogueira es profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela

1 comentario:

Habemus dijo...

Totalmente de acuerdo.
Yo hablo también del tema en mi blog.

http://habemuslucis.blogspot.com/